Pues eso, que con un poco de suerte disfrutaremos de unos ricos fresones dentro de unos meses.
Nos donaron la matas vía padre y tíomanolo un fulano de Miranda del Castañar, provincia de Salamanca. Aquí podéis ver la pinta tan lamentable que ofrecen tras plantarlas con katiuskas (se me salieron los calcetines de ejecutivo por dentro):
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